«No aceptes nada menos que rosas de Rosatel», me diría mi madre algunos años atrás cuando hablamos de rosas y regalos. Y como todo lo que mamá dice se me queda grabado, años después, siempre sería Rosatel a quién llamaría cuando de alguna celebración se trataba.
Yo nunca compro por internet, a menos que sea Amazon y haya leído 10 foros diferentes al respecto, pero el martes nació un bebé muy querido para mi, y como me encuentro inhabilitada de salir sola (Próximo artículo, quizá), tenía que hacerlo por internet.
Entonces, ahí estaba yo, creando un usuario en la página de Rosatel, escogiendo un arreglo sencillo pero significativo, ingresando los dígitos de mi tarjeta, y cruzando los dedos para que no me la clonaran. No tenía forma de hablar con los padres del recién nacido, entonces durante la noche me comuniqué con Rosatel para que me confirmaran que mi regalo había llegado a tiempo.
Es importante mencionar que una empresa necesita fidelizar a su clientes, y no subestimarlos. Caso contrario, estando en el siglo 21, las redes sociales son el mejor aliado de sus stakeholders. Sin dejar de lado los medios tradicionales como demandas y demás.
Llamé a Rosatel y me dijeron que no tenían ninguna confirmación si mi regalo había sido enviado, luego de dos horas de llamadas y molestia, lograron asegurarme que mi presente había llegado a su destino.
Le pedimos nuestras disculpas por el malestar ocasionado sobre la confirmación de entrega de su pedido, por favor reciba este detalle de cortesía.
Atte. Rosatel.
Este es el mensaje que recibí hoy junto a un obsequio. Antes de ir a dormir el día que hice el pedido, me llegó un mail de la supervisora de ventas por internet para consultarme en qué horario era mejor enviarlo.
Si antes no me encantaba lo suficiente Rosatel, hoy me fascina aún más, por sus arreglos florales perfectos, y por su alto interés en fidelizar y satisfacer las necesidades de sus clientes.