(Read in English) Este año estaré haciendo uno de los viajes más importantes de mi vida – ya te contaré al respecto – así que a diferencia del 2016, esta vez amanecí en Lima en mi cama, pero al igual que la vez pasada te compartiré lo que aprendí en los últimos 12 meses. Fue un tiempo de reafirmar lo que ya sabía, pero también de entender cosas nuevas.
No te vendas por poco
La verdad es esta, te guste o no, tienes talentos. Yo entro en modo vergüenza total cuando alguien dice: uy, Ana habla como 3 idiomas, tiene su blog, hace esto y lo otro. Parte de crecer es admitir que puedes hacer algo, que es lo tuyo, que te has esforzado, que lo dominas, que siempre podrás mejorar y aprender, pero eres bueno en eso.
«En definitiva lo tuyo es escribir«, me dijo un redactor senior de una agencia publicitaria que me gusta mucho, dos semanas después de haber entrevistado al embajador de Israel en Perú. Hace unos días entrevisté a la fundadora de Girls Love TRAVEL, y la verdad, cuando comencé este blog jamás pensé lograr estos pequeños hitos.
La gente puede pensar que no puedes pero no significa que tengas que amilanarte, parafraseando 1 Timoteo 4:12 que nadie tenga en poco tu juventud, o tu adultez.

Dejar todo siempre en buenos términos
Sea una relación sentimental, una amistad o un trabajo, entendí que aquel que firma el acuerdo de paz es el más maduro. No siempre tienes que ganar, pero es un must dejar las cosas bien. Para alguien sanguínea como yo nada es más emocionante que irme haciendo una escena dramática pero también nada es más satisfactorio que saber que puedo volver y podemos retomar el vínculo.
Hace dos años te hablé de los cierres, y cómo llegan no siempre cuando los quieres, a veces demoran. Hayas tenido tu cierre o no aún, da los pasos para poner todo en buenos términos, no te quedes con la ira guardada, y no te vayas insultando al otro.
Suena muy hippie y peace & love, pero es así, si terminas tu relación laboral, despídete bien de tus jefes, si dejas una relación, que no sea arrojando platos por los aires. Se el niño grande de la relación, no sabes si habrá oportunidad, o necesidad, de retomarla.
No soy yo, es él
«No eres tú, soy yo», es aquella frase que utilizamos para salir de paso de una relación, porque no queremos lastimar a la otra persona, porque no queremos dar explicaciones, hay muchas razones, pero ¿sabes qué aprendí? Que veces realmente no soy yo. Cuando era más chibola pensaba que el problema era yo – créeme, habían muchas razones para asumirlo – pero mientras más he crecido, me he dado cuenta que la razón por la cual no funcionó era compartida.
El año pasado conocí a un chico fabuloso – potencial señor Random – estábamos por formalizar la relación, las cosas se volvieron complicadas y yo me sentí presionada, un día hablábamos de matrimonio e hijos, y al día siguiente discutíamos porque yo pasaba mucho tiempo viajando o en familia. No iba a funcionar, se lo dije, y no fue nada agradable.
Es posible que tú crezcas, y tu pareja no. Que él aún te vea como cuando eras una niña y no se haya dado cuenta que creciste, que como pareja no avanzaron en sus vidas, pero tú si fuiste madurando. Hay que tener los ovarios para entender, que realmente la del problema no eres tú, sino él, que se rehúsa a verte crecer, a realizarte, a seguir tus sueños.
Ten un plan de combate
Y ten un equipo de combate también. Puedes ser una persona con complejo de isla – gran parte del tiempo yo también lo soy – pero para que implementes un buen plan de combate, necesites gente que te ayude a forjarlo y ejecutarlo.
Quizá tu plan de combate requiera que dejes tu trabajo, que dejes a tu pareja, que cortes ciertas amistades o que dejes de comer carbohidratos, cualquiera que sea el objetivo de tu plan, tiene que ser tu decisión, basada en tus propias experiencias y en lo que aprendes de las personas que te rodean.
Mi equipo es claro, tengo una familia maravillosa (mamá-papá-hermano menor) que por cada idea loca que he tenido – incluyamos este blog – se han subido a mi bote y me han ayudado a remar. Tengo un círculo muy selecto de amistades con los que he creado una interdependencia con el objetivo de apoyarnos en nuestros propios planes de combate.
No me da pena tener un año más – me emociona en realidad – y ya hice las pases con que me llamen «señora» en la tienda. Lo que me llena de pavor es llegar a una edad en que sienta que ya no tengo nada que aprender.
Me encantan aprender cosas nuevas y diferentes, y en el salón más grande que es el mundo, espero estar aprendiendo bien las lecciones para seguir avanzando en esta carrera que le llamamos vida.