Probablemente estás viendo mi foto en el aeropuerto y preguntándote en qué momento pasó todo esto. Simple, sucedió entre julio del 2016 y hoy, 14 de octubre del 2017. Yo sé que la curiosidad (o sea el chisme) te carcome, así que te he preparado un «Preguntas y respuestas» bien bonito para que entiendas por qué no estaré en Perú los próximos 11 meses.
¿Qué me hizo dar el paso? El año pasado la SUNEDU dijo que para ser docente tenías que ser magíster, yo no era ninguno de los dos, pero tenía contrato en esa modalidad, y la educación me estaba seduciendo. Ya estaba en mis planes aspirar a otro grado académico, pero no sabía cuando dar el paso. Supongo que aquí es donde le agradezco a mi ex-chamba por la motivación, ¿no?
¿Qué hice? Tomé una decisión y no planeo aburrirte con mi año de planeamiento y preparación, entre los trámites para legalizar mis documentos y conseguir el financiamiento debo haber perdido como 10 años de juventud. Ojalá el barro del Mar Muerto me haga recuperar un poco de estos.
¿Qué pasó? Presenté mis papeles, escribí un ensayo de mil hojas (3 en realidad), pasé una entrevista virtual, y sufrí en angustia unos días hasta que llegó la respuesta. La Universidad de Tel Aviv consideró oportuno y necesario que yo formara parte del programa internacional de la maestría en Resolución y Mediación de conflictos para el 2017/18.
¿Qué voy a hacer allá? Voy a estudiar y a vivir en el país del que llevo enamorada años. AÑOS. Voy a continuar escribiendo, porque me gusta. Voy a mejorar mi hebreo. Voy a perfilar mi futuro profesional. Voy a aprender a vivir sola. Voy a retarme a muchas cosas, y voy poner en práctica lo aprendido. Voy a poner a prueba mis valores y principios. Voy a extrañar a mi mamá, un montón.

¿Por qué esa maestría? ¿Has visto como hay gente que se mete a opinar de los conflictos que hay alrededor del mundo pero son incapaces de resolver un problema con su pareja? Ya bueno, el país tiene más de 200 conflictos sociales latentes, sin contar el drama que le haces a tu flaco porque no te avisó que saldría con sus amigos. Alguien tiene que ponerse los pantalones y resolverlos, o al menos intentarlo, y yo quería estar capacitada para meter mi cuchara, para decir que tengo la preparación, para decir que quería nadar en esa piscina que podría, o no, ayudar a levantar mi país siquiera un poquito.
¿Por qué Israel? Alguna vez leí que estudiar sobre los conflictos en Israel era un arma de doble filo, o te ibas a gastar un montón de plata para darte cuenta de cuan hundidos estaban, o aprenderías a cómo superar los problemas y salir adelante como nación, mi dinero apuesta a la segunda opción. En otra nota, mi relación con Dios determinó mucho el país, y puedes leer (si eres cristiano o te interesa) la serie de promesas que me regaló para confirmar que iba por el camino correcto.
¿Voy a volver? Literal tengo amigos apostando que no volveré, y otros que sí. ¿La verdad? No lo sé, tengo un pasaje de regreso y tengo todas las intenciones de usarlo, pero si lo que vaya pasando me lleva a alzar vuelo a otro lado, es muy posible que lo haga, que siga deambulando por el mundo mientras vuelvo al nido.
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