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¡Hola! He sobrevivido a mi primer mes en Israel, o al menos eso dice mi cuenta del banco y el contenido de mi refrigeradora. Me quedan 10 meses por delante y aunque hay mañanas en donde quiero tomar un avión para Perú, el 98% del tiempo sé que esta ha sido una buena decisión y disfruto cada minuto de la misma.

4 semanas es poco en proporción al tiempo que me queda por pasar, pero aún así, he ido aprendiendo algunas cosas que me gustaría compartir contigo.

De vuelta a clases

La última vez que me senté en un aula a aprender algo nuevo fue en noviembre del 2015, en un curso de especialización de 6 semanas, en español. Agarrarle el ritmo a clases ha sido un mini-reto, sin mencionar que todo está en inglés, y si bien mi examen de IELTS acredita que soy buena en este idioma, por momentos me pierdo y me cuesta volver a concentrarme.

Estoy leyendo como si el mundo se fuera a acabar mañana, y aprendiendo lo suficiente para mejorar el futuro que nos queda. Es bueno tener un horario, la rutina te permite acomodarte y echar raíces.

Hay cursos sobre los que no sé nada, entiéndase acercamiento al judaísmo. Si al finalizar el curso no se me considera un cuarto judía, ya no sé qué más hacer. Lo digo en serio. Y hay temas fabulosos, como derecho internacional, donde entiendo un poco mejor como funcionan las leyes de manera global, y créeme, no era tan fácil el chiste.

Ama de casa

Cuando fuiste criada por un padre que tiene como prioridad el orden y la limpieza, y una madre que quiere verte dominar los quehaceres del hogar, el vivir sola realmente no es tan difícil.

Me di cuenta que me estoy convirtiendo en mi padre cuando me molesté conmigo misma por olvidarme de lavar mi olla del almuerzo. Y en definitiva soy mi madre cuando hago las compras, excepto porque no pienso en 4 personas, solo en mi, y mi alpaca, que en realidad ni come.

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Se vencía el 2, me di cuenta el 3, y perdí casi un tercio de la caja. #pequeñosfracasitos

Dentro de mis pequeños fracasos podemos contar que se me venció la leche la primera semana, y que mis tallarines agarraron un sospechoso color rosado, según google, era una especie de hongo. Dentro de mis grandes victorias está que aprendí a hacer el mercado y a mantener mi cuarto limpio.

Multiculturalismo

Este mes he experimentado tantas culturas en una y aunque por momentos siento que olvido de donde vengo, tengo la oportunidad de compartir mis raíces en un ambiente globalizado. En mi clase la gran mayoría son americanos, luego vienen los europeos, para cerrar el grupo una asiática y una sudamericana.

Fuera de las aulas, viene otro choque cultural, el entender a los israelíes y su forma de ver las cosas. En las calles de Tel Aviv, no solo están los locales, te encuentras con europeos, con latinos, con asiáticos, americanos y uno que otro extraterrestre, y eso te obliga a modificar tu chip personal a uno que entienda las diferentes culturas con las que vas a interactuar.

Viajar sola

Llegué a Israel sola, y de la misma manera estoy explorando este maravilloso país. Tengo viajes académicos, hace poco fui con una amiga a Jerusalén, pero al final del día, soy yo enfrentando este reto, poniendo a prueba lo que aprendí mientras vivía en casa con mi familia, y enfrentando cosas nuevas.

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En uno de mis múltiples viajes a Jerusalén.

¿Extraño casa? – es algo que muchos me preguntan, y la verdad que sí, un montón. Extraño llegar a casa y tirarme en la cama de mis padres para contarles mi día. Extraño que mi perro duerma en mi cama y me quite las sábanas. Extraño la comida de mamá y los consejos de papá. Extraño escuchar a mi hermano tocar la guitarra a la medianoche. Extraño ir a la iglesia a aprender más de Dios y de lo que significa ser cristiana. Extraño ir a la casa de mi tía a robarme su comida y jugar con mis primos.

Extraño lo que conocía, pero al mismo tiempo, estoy amando cada minuto de las cosas nuevas que estoy aprendiendo, desde tener en cuenta la fecha de vencimiento de mi leche, hasta cómo presentar un buen trabajo en clase de acercamiento a la política.

Estoy amando la persona que soy, y los retos que estoy consiguiendo. Y esto es algo a lo que todos tenemos que aspirar en un momento en nuestras vidas, a extrañar la zona de confort que construimos mientras conquistamos nuevos espacios de crecimiento integral.