Si alguien me hubiera dicho lo divertido e intenso que es ser una señora, igual me hubiera demorado en casarme, porque para todo hay tiempo en esta vida, y para esta etapa en particular se necesitan buenas razones, madurez y convicción.
Un periodo de prueba en el trabajo dura 3 meses, y a diferencia del resto que piensa que este tiempo es para ver si te botan o te renuevan el contrato, yo pienso que es simplemente para trabajar la química laboral. De la misma manera, creo que los 3 primeros meses del matrimonio es para ir conociéndose, para ser comprensivos con lo que aprendes de tu pareja, para asentar las bases de este largo recorrido en conjunto.
Entre la mudanza, la cuarentena, el cambio de horarios y más, llevo un poco más de 3 meses siendo esposa, es decir, pasé el periodo de prueba. No te tengo las claves, porque cada matrimonio tiene su propia dinámica, pero si quiero compartirte lo que he ido aprendiendo estos días. Solo quiero decirte, antes de comenzar, que si te quieres casar, necesitas estar bien segura, necesitas saber que amas a tu pareja, porque sin amor, esto se va para el fracaso.
Comunicación, honestidad y negociación
Mira, más simple imposible: hablando se entiende la gente. Y eso aplica para cada aspecto de nuestra vida, en especial el matrimonio. Escuchar activamente a tu pareja es importante, para que luego puedas entender porque quiere o no quiere algo.
Todos tenemos expectativas, y tenemos que comunicarlas. Si te guardas las cosas, un día va a reventar todo y no va a ser bonito. Si algo no te gusta, tienes que decirlo, amar no es hacer cosas que te hacen sentir incómoda.
Parte de comunicarnos de manera adecuada, también es entender que no todos vamos a la misma velocidad. Yo soy una intensa, mientras que el señor Random se toma las cosas con calma. Es importante que nos comuniquemos qué cosas son importantes de atender inmediatamente, y cuáles pueden esperar.
Otro tema de la comunicación, es el idioma, si te casaste con alguien de tu ciudad/país quizá esto no aplique, pero igual lo menciono. El idioma nativo de mi esposo es hebreo, el mío es español, nuestro idioma común es inglés. Él habla mucho más español de lo que yo hablo hebreo, entonces a veces intentamos hablar en el idioma del otro.
Aunque la gran mayoría de veces es divertido alternar entre nuestros idiomas, a veces decimos algo que al traducirlo suena mal, o feo, o fuerte, y pues, ya nos hemos pedido disculpas un par de veces. Esto puede ocurrir aún cuando hablan el mismo idioma, pero con expresiones que solo tú conoces. Por ello, nuevamente, una comunicación honesta es la mejor.

División de tareas
Muchas personas piensan que me casé para realizar mi sueño de ser ama de casa, pero no es así, me casé porque amo al señor Random y porque teníamos muchos planes/sueños/ideas en común que queríamos conquistar juntos. Yo viví sola un año durante mi maestría y tuve que hacer todo por mi misma, pero antes de casarnos vivía con mis padres y no negaré que la pasaba bien.
Mi esposo llevaba viviendo solo por casi 7 años, entonces atendía su casa por su cuenta, y a su manera. Cuando comenzamos a vivir juntos fue importante para mi entender que estaba entrando en su espacio y no podía cambiar todo como quería, pero también fue necesario que él asumiera que algunas cosas iban a cambiar.
Por ejemplo, el señor Random es un excelente cocinero, así que yo lo veo cocinar y lo admiro, pero cuando se trata de lavar, no es exactamente su fuerte. ¿Qué hicimos? él cocina, y yo dejo la cocina limpia. Mi razón secreta: mi papá siempre lavaba y mi hermano o yo lo acompañábamos e íbamos conversando de la vida. A veces cuando estoy lavando, juego con la espuma y recuerdo esas conversaciones. Lo extraño, pero lavar me hace sentir cerca de él.
Mantener una casa limpia, ordenada y organizada lleva trabajo. No te voy a negar que a veces reniego porque él no entiendo cómo quiero las cosas, o él reniega porque cambié algo y no se dio cuenta o no le gusta, pero así como el matrimonio (la relación) se construye de a dos, la casa también.
No todo es personal
Si tu pareja reniega por algo, y sientes que es una indirecta, probablemente no lo es. En serio. Luego de mis primeras dos semanas viviendo con mi esposo le escuché decir: «estoy tan cansado, han sido días fuertes». Automáticamente pensé: «ah, está cansado de ayudarme a entender cómo funcionan las cosas en Israel». Sí, ya sé que estás pensando que soy dramática, y lo soy. Me acerqué a pedirle disculpas por ser una carga, y él me miró sorprendido y ofendido, también.
Estaba cansado porque había tenido 2 semanas muy fuertes en el trabajo, su jefa le estaba exigiendo más cosas de lo usual, y se sentía cansado para pasar tiempo conmigo, lo cual lo hacía sentirse mal. Yo no era la culpable, pero me sentí así, y eso no está bien. Esto me lleva al primer punto, antes de sentirte como la víctima, conversa con tu pareja, la comunicación es clave.

El amor está en los detalles
El día que llegué al país dormí como la marmota que soy, cada vez que me levantaba, el señor Random había ordenado algo en la casa para mi, o si entre sueños dije que quería algo, él lo consiguió. Son detalles, ¿saben?
A él le toca ir 3 veces por semana a la oficina, la noche anterior le preparo su desayuno/lonchera. Antes lo llevaba en una bolsa cualquiera, pero fui a Home Center y le compré un taper decente. Cada noche me pregunta si le haré su desayuno, pienso que cree que lo dejaré de hacer, lo que no sabe es que me encanta hacerlo. Ahora le pongo notitas para que las lea en el trabajo.
Los días que me da un poco de nostalgia por mi tierra querida, él corre a comprarme un helado, o a prepararme un jugo como los que me gustan. Aparte, siempre siempre siempre, está viendo que esté cómoda y no me falte nada. El amor son los grandes gestos como cruzar el océano para casarse, pero también es darte la colcha más gruesa para que no te congeles en invierno. Amor son los detalles.
El matrimonio no es color de rosas, pero tampoco es una novela mexicana con ollas volando por la cabeza de uno. El matrimonio es una lucha bonita, constante e intensa al lado de tu soldado favorito, no contra.
Nos seguimos conociendo, seguimos descubriendo cosas de cada uno, mañas y hábitos, y seguimos enamorándonos más, porque Roma no se construyó en un día, y un matrimonio tampoco.