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Hace casi 4 meses le quitamos a Killa la posibilidad de ser madre. Todo el camino a casa regresando de la clínica me la pasé pidiéndole disculpas por hacerla pasar por esta cirugía. El señor Random no entendía por qué lo hacía, pero yo sigo sintiéndome culpable por quitarle ese regalo. El problema es que Killa no trabaja, y tampoco es consciente de qué significa traer pequeños al mundo.

Escribo este artículo porque yo aún conservo el regalo de ser madre, tengo esa posibilidad abierta, y el día que me casé, comenzaron a fluir, muy casualmente, las preguntas de cuántos hijos queríamos tener, cuando comenzaríamos a tenerlo y similares. A veces solo me río ante la pregunta, otras me molesto porque me gustaría que me preguntaran con la misma intensidad sobre mi próximo grado académico, o cómo va mi carrera profesional.

Antes de casarme, mejor dicho, antes de entrar en una relación seria con el señor Random, el matrimonio y la maternidad no estaban en mi lista de prioridades. Hoy que ya soy señora, ser mamá aún no está en mis objetivos a corto plazo. Mi mamá y mi tía, que son mis ejemplos de madre, han ejercido una maternidad hermosa en mi vida, entonces, pensar que yo podría emularla a alguna de ellas, me parece un chiste, aún no estoy ni la mitad de lista para intentarlo. Ser mamá hoy es muy diferente como era hace quizá 50 años, las mujeres que pelearon porque tú y yo podamos votar, también hicieron la lucha porque podamos escoger qué hacer con nuestras vidas.

La maternidad es un tema sensible, no todas las mujeres lo sentimos e interpretamos de la misma manera. Una vez en la oficina mi compañera de carpeta me preguntó si el señor Random y yo queríamos tener hijos, mi respuesta fue la siguiente: algunas veces veo unos niños en el parque, y digo «quiero 2 para llevar, por favor», pero minutos después, me doy cuenta de la responsabilidad que es traer más humanos al mundo y se me pasa.

Hace unas semanas, con el señor Random visitamos Italia. Luego del primer día de caminata y paseos, terminamos muertos en el cuarto de hotel, y entré en trompo al pensar: ¿Qué tal si hiciéramos este viaje con 2 pequeños a los cuales nunca se les acaba la batería?, y abrí tema de conversación con mi esposo. Al día siguiente los paseos no fueron tan intensos, y nos cruzamos con muchas familias con niños pequeños. ¿Quizá el viaje familiar si es posible?

Me da miedo la maternidad porque ha comenzado una tendencia de madres que creen que saben más que los doctores porque leyeron 3 artículos en internet, no quiero cruzarme con esas mamás, pero también quiero tener amigas mamás para compartir experiencias. Me da miedo la maternidad porque es una variable no controlable, a comparación de las otras variables en mi vida que sé cómo manejar y que puedo ponerlas en pausa cuando quiera. Me da miedo ser madre porque es un reto, y es un aporte a la sociedad de mucha importancia e impacto.

No es que el señor Random y yo no queramos tener hijos, es que queremos estar listos para darle lo mejor. Una de las razones por las que me casé con él es porque ambos sabíamos que queríamos estar en un momento estable de nuestras vidas, para ponernos a buscar un(os) heredero(s). Y sí, la estabilidad es percibida de manera diferente por cada uno, nosotros tenemos una definición en mente, y estamos trabajando para llegar ahí.

Ambos queremos darle a nuestros hijos el mismo amor, la misma formación, y engreimientos que nuestros padres nos dieron. Si el amor que mi esposo le da hoy a nuestra cachorra y nuestro hámster es una muestra de cómo será como padre, tengo la confianza y seguridad, que escogí al mejor.

Al final del día, quiero que sepas esto, la maternidad es una decisión, y también un regalo. Hoy tenemos la posibilidad, y también responsabilidad, de planear a nuestros retoños, de prepararnos de la mejor manera para darles todo lo que puedan necesitar. ¿Hay un bebé Random en camino? Aún no, quizá más adelante llegue con la noticia.