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Cuando tenía 14/15 años, solía acompañar siempre a mamá a la peluquería. Recuerdo que todas las señoras del local hablaban de tintes, mechas y más cosas, y cuando intentaba involucrarme en la conversación, siempre respondía que yo sería una señora orgullosa de mis canas.

No me pintaba el cabello, porque quedarte inerte por más de 20 minutos, con un olor ligeramente asesino de pulmones, realmente no me parecía atractivo. Alguien como yo, con la paciencia de un hámster, simplemente no funciona en esa circunstancias.

No me pintaba el cabello, porque no quería perder el color natural que tengo, me gusta mi cabello negro (castaño oscuro para los doctos en el tema). Y no quería perder la consistencia de mis rulos (Sí, he visto casos de tintes mal aplicados que te arruinan la vida).

No me pintaba el cabello, porque muchas veces requiere decoloración, y eso es un compromiso a largo plazo. Y yo aún no estoy preparada para nada que dure más de un mes y necesite mi constante involucramiento.

Imnovases donde ahora mi mamá se engríe una vez al mes, y si mamá va, yo también. Ellos fueron parte de mi primer y oficial corte Bob. Me tomó 6 meses tomar la decisión. No dejas ir a una envidiada melena de león de un día para otro. Tienes que autoconcientizarte tanto sobre lo que vas a perder, y lo que vas a ganar.

Así también, me tomó 3 meses, y muchas muchas muchas fotos de pinterest/instagram para finalmente darle la vuelta a una de las tantas decisiones finales que tomé 6 años atrás. Y no, no tiene nada de malo cambiar tus decisiones, siempre y cuando, como dice mamá, sea tu decisión y estés dispuesta a asumir las consecuencias, sean buenas o malas.

Sábado 11 am. Yo sentada en una silla de Imnovas, revisando diferentes catálogos de colores interesantes. Sábado 11.30am luego de 300 preguntas a los encargados me decido por un color en particular que no requerirá decolorar mi cabello, y que dura como 2 meses. Sábado 12m me están lavando el cabello luego de estar como cuerpo inerte por demasiado tiempo para toda mi energía acumulada del fin de semana.

Sí, me he pintado un mechón del cabello de color rojo. Sí, le he dado vuelta a una decisión que mantuve firme por años. Sí, me siento satisfecha, porque puedo cambiar mis decisiones para mantener mi felicidad a flote.

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