(Read in English) Bueno, este es el artículo donde les cuento que me voy a casar en Israel. Ya puedo escuchar a mi mamá tomando el teléfono para llamarme y decirme: ¿Qué? – Tranquilos, es una broma, de todas las decisiones importantes que podría tomar estando aquí, el casarme definitivamente no es una de ellas. Aún así, desde que me mudé al Medio Oriente, una cantidad significativa de personas que conozco han decidido casarse en mi ausencia (¿Será que no me querían en sus bodas?).
Como ya te habrás dado cuenta, el matrimonio no es exactamente un campo en el que tenga experiencia práctica, pero he crecido viendo uno que otro matrimonio exitoso y leyendo mucha teoría al respecto. Entonces, a estos amigos/familiares míos que han decidido ir por el «Sí, acepto» en los próximos meses, aquí les va un poco de sabiduría de esta pequeña humana que está aprendiendo a ser adulta.
El matrimonio es de dos (o de tres máximo)
Tengo muchas amistades que están en una relación/casadas y por cosas de la vida siempre me cuentan un poco de sus dramas sentimentales, a mi me encanta porque aprendo y entiendo mejor cómo los seres humanos interactúan (sueno como un marciano, ¿no?), y si algo les agradezco es que jamás han seguido mis consejos – aunque los han tomado en consideración – porque imagínate darle el poder del futuro de tu relación a una chica de 24 años a la que se le vence la leche TODOS LOS MESES. No es una decisión muy inteligente cómo te darás cuenta.
¿Por qué te digo esto? Porque vas a tener subidas y bajadas en tu matrimonio y vas a ir donde tu amigo/a, primo/a, tío/a, mamá, papá, la verdulera, el taxista, a contarle lo que va pasando en esta travesía matrimonial y eso está bien, lo que está mal es que le des a estas personas el voto decisivo en cómo proceder.
Ahora, como un consejo extra sobre este tema, si eres cristiano, si Dios ocupa un lugar en tu corazón, entonces Él tiene todo el derecho y la autoridad de ser el tercero en la relación, si tú y tu cónyuge miran al mismo Dios, las cosas serán mucho menos complicadas, créeme.

Tengan metas en común
Una de las razones por las que definitivamente no estoy lista para casarme (o tener una relación) es porque mis metas son muy egoístas en este momento, pero cuando te casas ya no hay un yo, hay un nosotros. No estoy diciendo que tú y tus preferencias dejan de existir, pero pasan por momentos a segundo plano porque ya no estás construyendo tu vida, estás construyendo una familia.
Tienes que estar listo/a para hacer concesiones y sacrificios. Recuerdo hace unos años cuando llevaba una certificación que una de mis compañeras de clase estaba casada y nos contó que estaba ayudando a su esposo a pagar su maestría porque luego él haría lo mismo por ella, tenía un plan de crecimiento profesional en conjunto – lo encontré tierno y aleccionador.
OJO, este plan no se trabaja cuando te casas, se trabaja desde antes, cuando compartes sus aspiraciones y objetivos. El matrimonio se trata de ser un equipo intentando alcanzar tantas metas conjuntas/personales como sean posibles.
No se guarden las cosas
Como licenciada en comunicaciones y estudiante de una maestría en resolución de conflictos tengo toda la autoridad para decirte que los mayores problemas del mundo y de las relaciones son por falta de comunicación. Asumir que él sabe que sus comentarios te hirieron es un gran error. Asumir que ella recuerda que le dijiste que llegarías tarde es otro error.
Las mujeres somos – ¡equivocadamente eh! – conocidas por guardarnos las cosas y explotar un día, así sin avisar y trayendo más tormenta de la necesaria. Los hombres también guardan cosas pero no suelen explotar, solo ir aislándose hasta que ya es muy tarde. Si bien esto debería ser practicado desde el comienzo de la relación, aún estás a tiempo de implementarlo en el matrimonio, aprendan a hablar.
Aprende cómo el otro quiere ser amado
Recuerdo que en una charla para solteros que mi iglesia organizó hablaron de las manifestaciones del amor hacia la persona con la que tienes una relación y algo que me quedó dando vueltas – aún hasta ahora – es que no podemos amar como nos gusta ser amados, sino como el otro espera ser amado.
En español – A ti te fascina hornear pasteles y le preparas uno diario para demostrarle tu amor, él lo va a aceptar, pero se va a sentir aún más amado si en vez de pasar 2 horas horneando te sientas 1 hora y media con él a ver un partido de fútbol, porque para él eso es sentirse amado, que lo acompañes. Funciona de la misma manera, caballeros, quizá para ti amor es comprarle una joya cara pero para ella es que recuerdes pagar los recibos a tiempo y la ayudes a lavar los platos luego de cocinar.
El matrimonio no es una caminata de 5 kilómetros, es una carrera de largo aliento, con paradas para refrescar y revaluar pero sin opción a renunciar, esa es mi posición y espero que la tuya también. El matrimonio es para siempre.
