Quiero comenzar aclarando que no me siento – y quizá nunca me sentiré – con la autoridad de llamarme docente, por lo cual me hace sentir bien cuando mi alumna de 23 años me dice miss, y también por lo cual se me escarapela la piel cuando me encuentro con un alumno fuera de aula y me dice con un tono de respeto: profesora, buen día. Me da justo en la antigüedad de la vida.
No sé cómo terminé involucrada en temas educacionales, pero mientras más lo pienso mejor lo entiendo, uno no puede huir a la sangre. Nieta e hija de profesores, estaba en mí tener mi propio ejército de minions, y es mi responsabilidad reconocer que la labor no es fácil y que los alumnos no ayudamos en nada a la causa.
Paralelo a mi ingreso oficial a las aulas como jefe de práctica, tomé a una pequeña de 6 años para enseñarle inglés, polos opuestos en la vida académica, ella recién empieza, mis chicos están en su último ciclo. y me quedan tantas dudas de esos valores que veo en ella, y que lucho por encontrar en todos ellos. ¿En qué momento los alumnos tomaron el control de la educación y le quitaron la autoridad al profesor?
En mi primer rodeo con alumnos he tenido la dicha de trabajar con colegas enamoradas de la docencia. Junto a ellas, me ha tocado dirigir a aquellos alumnos con el mismo carácter de los compañeros con los que evité andar cuando yo era estudiante y ha sido un reto. Por otro lado, me he visto reflejada en alguno de ellos, y muchos otros han hecho que los malos momentos valgan la pena.
Probablemente si tuviera que nombrar a cada docente que me marcó y lo que aprendí de ellos, un artículo no sería suficiente. Desde cómo presentar un informe hasta cómo darle sentido a mi tesis. Desde cómo no venderme por poco hasta cómo hacer escuchar mi voz en una reunión de puros hombres. Desde cómo empoderarme siendo mujer hasta cómo identificarme con el que más necesita.
Dicen que los hijos son el reflejo de sus padres, pues los jefes de practica – o docentes en formación – somos el resultado de lo bueno y malo de aquellos que nos formaron en las aulas.
Feliz día a esos docentes que forman no solo la mente,
sino también el carácter de sus alumnos.