Hace menos de un año estaba en un salón en Israel recibiendo una capacitación intensiva en el arte de ser mediadora. El inicio del taller, que duró cerca de 3 semanas, fue tranquilo, nos daban textos para leer, los profesores nos compartían experiencias, y ya está.
Luego de la semana de mucho aprendizaje, vendría lo interesante, poner en práctica lo aprendido a través de diferentes simulaciones preparadas para que nos diéramos cuenta que no todo es fácil en la vida, y que mediar no es tan sencillo como los libros lo decían.
La dinámica de mediación consiste en un mediador principal, un co-mediador, y dos o más personas para mediar. Se aconseja tener una pizarra para tomar nota de lo que se va hablando y que todos puedan ver el progreso. Sí, este artículo es una versión resumida de lo que conlleva aprender a mediar, hay mucho más por escribir y explicar que lo que entra en una sola publicación.
Escucha activa
Quizá este sea el punto más importante de toda la lección, escuchar. ¿Cómo funciona? es muy sencillo, lo que la persona diga, tú tienes que repetirlo en tus palabras para confirmar que entendiste bien.
Muchas veces nuestro cerebro intenta escuchar a la persona, pero de manera automática, quizá por la costumbre de la vida a diario, solo seleccionamos palabras importantes y procedemos a interpretarlas cómo nos parece basada en nuestra experiencia y conocimientos. Para evitar esto, y por bobo que te haga sonar, debes repetirle al emisor todo lo que dijo para recibir un visto de conformidad.

Al practicar la escucha activa, te permite tomar nota de lo que se va conversando. La pizarra de apoyo debe tener tres columnas básicas: Temas, opciones y acuerdos. Todo lo que vaya sucediendo deberá ser puesto aquí, a veces la mejor manera de dirigir una mediación es apoyándose en visuales que permita aclarar malos entendidos y alcanzar puntos intermedios entre las ambiciones de las partes involucradas.
Tú no tienes la solución
No hay nada más frustrante que escuchar a los involucrados discutir, tener la solución ahí y no poder hablar. Otra regla muy importante en la mediación es que los mediadores NO pueden dar la respuesta ganadora.
Claro que tú sabes que lo más salomónico es repartir 50/50 los bienes en un divorcio, o te parece lo más sensato que el ex colaborador pida disculpas por su acción y el empleador lo contrate nuevamente, pero en el mundo de la mediación las cosas no funcionan así.
Todo el mundo sabe que el ser un participante externo al problema le permite a uno ser objetivo, o al menos a ver las cosas de una manera diferente. Si quieres ser un mediador extraordinario, tienes que ser lo suficientemente sutil para ayudar a tus clientes a llegar a la solución. Preguntas como: ¿y qué piensas que podrías hacer para mejorar esto? ¿has pensado en posibles soluciones?
Algunas cosas se pueden salir de control
Aparte de las simulaciones donde llegamos a una resolución, tuvimos una ronda de mini-simulaciones, no sabíamos lo que nos esperaba al otro lado de la puerta a nosotros los mediadores. Un mediador debe entender que algunas cosas se pueden salir de control.
2 de las simulaciones fueron quizá las más complicadas para mi. En la primera una de las partes sacó un arma para amenazar a la otra persona, mi co-mediador tenía experiencia en el ejército y controló la situación en cuestión de segundos. ¿Y qué si mi co-mediador no era un experto en armas? ¿Cómo reaccionarías tú?
En una segunda habitación teníamos a una pareja que estaba en un proceso de divorcio, en medio de la dinámica ella empezó a hacer acusaciones, amenazas y confesiones respecto a un involucramiento de ambos con la mafia. ¿Qué haces? Uno de los mediadores sale de la habitación y llama a la policía. La mediación no es un sistema legal, por ende hay cosas que van por encima de esta metodología.
La mediación es un mundo diferente al negociar un caso en el tribunal, o al discutir en la sala de tu casa. Me quedan muchas simulaciones por enfrentar, y en algún momento, casos reales también, me queda muchos talleres por asistir para entender mejor este complejo universo de manejar diferentes mundos en una sola sala.
Todos pueden, y quizá deberían, acceder a ello, pero aún teniendo a los mediadores más capacitados de tu región, si las partes no están interesadas en llegar a un acuerdo, es mejor ni siquiera intentarlo. Se necesitan dos para bailar un tango, el tango son los mediadores, pero si las partes no se disponen a bailar, nadie le va a poner play a la música.