Alguna vez te hablé de mi jefe favorito, pero también está la contraparte: el colaborador. Aquel que echa el hombro para que la empresa crezca, o se estanque, porque el capitán puede ser maravilloso pero si los cadetes no colaboran, es lo mismo que nada.
He tenido diferentes ambientes laborales en lo que voy viviendo, he visto ir y venir personas en las oficinas donde trabajaba, he llegado y me he ido de algunos lugares también. He tenido (y tengo) jefes fantásticos, y tuve uno en particular que probaba los límites de mi buen carisma.
Humildad
De esto te he hablado, hasta escuché un discurso en una ceremonia de graduación sobre la importancia que tiene cuando ingresas a la vida laboral, pero no es solo al inicio, sino en todo el proceso. Cuando terminé la universidad, tuve que ganarme mi derecho de piso, y no lo haces dejando que te pisen el poncho pero si aprendiendo y entendiendo tu propio ritmo y cultura de trabajo mientras construyes tu nombre ante quienes observan al nuevito de la oficina.
Cuando estás estrenando oficina no puedes entrar con la pierna en alto y pedir mil engreimientos porque crees que te lo has ganado al venir con un repertorio de experiencia, si no te lo dieron/ofrecieron es simplemente porque aún no es el momento. Aprende a estudiar el terreno antes de hacer demandas que no solo no serán cumplidas, sino que pueden causar que te quedes sin escritorio nuevo.
Constante aprendizaje
No hay otra forma de crecer, de manera consistente, en la vida laboral si no es aprendiendo y capacitándose. Pregunta como funcionan las cosas, curiosea sobre lo que no conoces, hasta lo que no compete a tu área.
Aprender algo nuevo hoy en día es prácticamente gratis, tienes cursos online libres, talleres abiertos, y muchas más opciones, si con todo esto no has aprendido nada nuevo para aportar a tu vida y a tu centro de labores, es simplemente porque no te interesa crecer.
Entrega de cargo
Las razones para cambiar de centro de labores son muchas, quizá te despidieron, quizá querías crecer profesionalmente, quizá tenías otros sueños y ambiciones, quizá el clima laboral ya era insoportable, no sé cuál fue tu caso, pero si te voy a decir qué te hace buena o mala persona aquí.
Entregar el cargo. Sea que te fuiste poniéndote de boca a boca con tu jefe, o con un sinsabor por el trato laboral mientras aceptas otra oferta de trabajo, la persona que viene a reemplazarte no tiene porqué sufrir por tu falta de profesionalismo. Si piensas que estás castigando a tu jefe al dejar temas pendientes y un laberinto de información sin pies ni cabeza, estás en lo equivocado.
He dejado varios cargos en mi vida profesional, y he tomado puestos nuevos también. Me han entregado oficinas desordenadas y sin rumbo, pero siempre he dejado mi oficina lista para que mi reemplazo continúe sin contratiempos. Un profesional de verdad entrega su proyecto de la mejor manera.

Al final del día, el profesional que somos en el ambiente laboral, es un fiel reflejo de la calidad de humanos que somos al cruzar la puerta de la oficina. Si estás entrevistando a alguien para que sea tu colaborador, pregúntale cosas relacionadas a lo que mencioné.
Pregúntale cómo hizo la entrega de cargo en su anterior puesto. Averigua qué fue lo último que aprendió y por qué. Indaga qué quiere obtener de este puesto, y cuáles son sus ambiciones al respecto. Consíguete un jugador apasionado, no un juguete producido en masa. Solo no abuses, que hasta los buenos se cansan, y se van.