Cuando Perú le ganó a Nueva Zelanda y consiguió el pase al mundial, yo estaba en mi depa en Tel Aviv llorando mientras abrazaba a mi llama inflada y recordaba las muchas veces que mi tatita decía que algún día veríamos juntos al Perú en un mundial. Mi escena de telenovela tenía como fondo musical la playlist de La Blanquirroja y casi 2 años después me animé a escribirles al Twitter y pedirles una entrevista.
Jair Villanueva, uno de los fundadores, y Sheyla, que forma parte de la nueva generación de La Blanquirroja, me regalaron una hora de su vida para conversar de fútbol, del fan peruano, del corazón andino que late en todo lado, y de la pasión patriota que mantiene unida a la mejor hinchada del mundo.
LOS INICIOS
Si bien la pregunta de cómo comenzó esta hinchada es clásica, no podía dejarla pasar. Jair me cuenta que comenzó en el 2008 junto a sus dos primos, Rony y Jesús. Iban juntos a los partidos, sufrían y celebraban de la misma manera. Cuando estaban en la tribuna la gente los mandaba a sentar porque no dejaban ver, así de genial era su euforia. Perú pasaba por un mal momento, fueron goleados 5 a 1 en Quito, México les ganó y muchos hinchas se estaban bajando del carro, pero para estos primos la selección era como familia, y uno no abandona a su sangre en los momentos difíciles.
Los primeros meses en que La Blanquirroja iba cobrando vida fueron complicados. Los golearon en Montevideo, “fue como abrir un negocio y que la SUNAT te caiga al día siguiente” me cuenta Jair, pero como los campeones que son lo tomaron como un punto de quiebre para levantarse y seguir alentando.
Escoger el nombre quizá fue la parte menos complicada y más obvia de hacer. La fuerza que transmite decir La Blanquirroja” es el motor que tiene a esta hinchada coreando Perú a donde sea que vaya. Como dato curioso, ellos ya lograron la patente del nombre.

POSTULANDO A LA BLANQUIRROJA
Avanza la entrevista y me pongo a pensar que quizá yo podría ser un miembro de la hinchada, total me encanta gritar y me apasiona mi Perú, así que le pregunto a Jair cómo hace uno para ser miembro, y déjame decirte que no es tarea fácil.
La Blanquirroja maneja 3 valores: compromiso (las cosas se hacen por convicción y no por conveniencia), unión (el objetivo es ser unificadores) y respeto (están totalmente en contra de la violencia). Entre el 2016 y 2017 había una prueba, y frecuentemente era por invitación, pero la cantidad de fanáticos que querían ser parte era tan grande que tuvieron que cambiar la modalidad.
A finales del 2018 decidieron lanzar un formulario por internet y recibieron cerca de 4000 solicitudes. Las preguntas variaban desde locación hasta qué horarios tenían disponibles. Luego viene un análisis del perfil, es decir que cumplan con los valores. Aunque no lo creas, la gente va perdiendo el ritmo, y aquellos que llegan a la última etapa tienen que responder preguntas sobre la hinchada. En resumen, Jair y yo estamos de acuerdo que ser parte de La Blanquirroja es casi igual de difícil que ingresar a la universidad.
SHEYLA
Me gusta mucho que Jair haya decidido traer a Sheyla a la entrevista, primero porque respondió mi pregunta sobre si había una cuota de género en la hinchada. Cuando La Blanquirroja sacó (si no me equivoco) este video (dar clic aquí) muchas personas criticaron que el video era casi en su mayoría compuesto por hombres. “Sí, en ese entonces éramos casi todos hombres, desde ahí hasta ahora, la cuota de mujeres ha crecido de 5% a casi el 20%” me dice muy orgulloso Jair.
Y la segunda razón es porque ella pertenece a la promoción más reciente que se unió y tiene mucho que decirme al respecto. Sheyla sigue al Perú porque su abuelo es fanático de los partidos, ella comenzó a seguir a La Blanquirroja en Instagram y un día se cruzó con el formulario para postular. “Me gusta porque no solo somos un grupo de personas alentando, somos una familia” me dice con una sonrisa picarona.
Le pregunto a Sheyla si juega fútbol y me dice que lo intenta. En el grupo hay día de pichangas entre hombres y mujeres y aunque ella prefiere apoyar, termina jugando un poco también. La “generación” a la que pertenece Sheyla se hacía llamar “Los Hermanos Blanquirroja” cuando estaban en el proceso de admisión, luego al ingresar cambiarían a “Todos Somos Uno”.
Volviendo al tema de la cuota de género, Sheyla agrega que “el fútbol tiene un ambiente machista muy tóxico, pero en La Blanquirroja están buscando reducir esas diferencias”. La idea que tienen de cambiar el contexto para las mujeres va más allá de tener a más de ellas postulando, es también crearles un espacio seguro en el estadio. Ambos me cuentan el caso de una miembro que lleva a su hija al estadio y toda la hinchada las cuida.
La mejor hinchada del mundial 2018

Tanto como lloré cuando Perú pasó al mundial se me hinchó el pecho cuando el grito de los peruanos se escuchaba en los estadios rusos y la gente con la que veía el partido me decía: no puedo creer los pulmones peruanos y su emoción. Si te causa curiosidad quien escribe las letras que probablemente te hicieron al menos lagrimear, son los líderes de la banda los que las escriben, pero los miembros también pueden proponer.
La Blanquirroja apoyó parcialmente el viaje de 40 representantes, quienes llevaron instrumentos, organizaron a otros peruanos que también iban, básicamente expandieron el poder de hinchada peruana. “Los peruanos somos unos escandalosos en comparación a las hinchadas de los otros países” me cuenta riéndose Jair, y no puedo negarlo.
Algunos datos curiosos a tener en cuenta: Entre enero y junio del 2018 se compraron cerca de 60 mil pasajes a Rusia. En el partido de Perú versus Dinamarca, como máximo participaron 1000 daneses. Algunos bancos se quedaron sin rublos porque todos los peruanos pasaban a cambiar en las pequeñas ciudades.
Todo el esfuerzo de La Blanquirroja se vio reconocido cuando fueron nominados por la FIFA al premio para la mejor hinchada. “Nosotros no sabíamos que existía ese premio” me dice sorprendido Jair, la verdad yo tampoco. Un orgullo compartido, más suyo que mío, el haber ganado a la mejor hinchada del Mundial 2018.
Estar en la ceremonia fue el sueño de niños para los primos Villanueva-Bustamante. Estar rodeado de aquellos jugadores que admiraban desde chicos. Mirar 10 años atrás y darse cuenta de que su pasión blanquirroja había dado frutos y tenían aún mucho más por recorrer. “La Blanquirroja no es una persona motivadora, es un sentimiento que se transmite”, cierra Jair.
La Blanquirroja puede haber comenzado apoyando a la selección masculina de fútbol, pero hoy se proyectan bajo el lema “Revolución Blanquirroja” para llegar a todas las regiones del país y volverse la hinchada del Perú. Quizá en la próxima convocatoria tú y yo podamos unir nuestra voz y pasión para seguir alentando al país de nuestros amores.