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Hola bonito,

No pensé escribirte una segunda carta, pensé que la primera era suficiente para despedirte, pero han pasado tantas cosas que creo que tengo que volver a escribirte.

Hoy se cumplen 3 años desde que te fuiste, desde esa madrugada fría que pasé en el hospital junto a mis tíos viéndote partir. Se cumplen 3 años desde que tus ojos verdes caramelo no me juzgan y empoderan al mismo tiempo.

Hoy también son dos meses que luego de 36 años Perú va a un mundial, aún recuerdo ver los partidos contigo y volvernos críticos de fútbol, bueno, tú eras el crítico y yo solo aprendía de ti. También son 3 meses desde que me mudé a Israel para seguir mi maestría, me pregunto cuál hubiera sido tu reacción al decirte sobre esto.

Hay semanas donde no pasas por mi mente en absoluto, luego veo una pareja de abuelitos con las características físicas tuyas y de la tatita, se me encoje el corazón y tengo que reprimir las lágrimas. En estos 3 años sin ti, y 6 sin la abuela, he aprendido que – aunque ya lo sabía – las cosas pasan por algo. Que tanto tú y la abuela se fueron en el momento en que tenían que hacerlo.

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Tú amabas el ajedrez, y yo te amo a ti.

Juan Carlos se va a casar, Andrea comenzó sus prácticas, y Josué y Andrés le están siguiendo los pasos. Claudia se irá un año a trabajar en Cuzco, Dani está acabando el colegio y yo estoy aquí en la mitad del Medio Oriente, creciendo. No sé en qué momento crecimos tanto pero pasó, y quiero pensar que desde arriba tú nos ves y te enorgulleces de nosotros.

A veces me molesto conmigo misma por no haber aprendido más de carpintería contigo, pero en serio ¡¿Por qué no me dejabas usar la sierra eléctrica?!, otras veces solo quiero que me llames para llenar el crucigrama juntos y conversar de la vida. Extraño tus consejos, invasivos o no, los extraño.

Extraño todo de ti, y a veces me encuentro buscando en señores de tu edad, cosas que me recuerden quién tu eras, pero luego se me acongoja el corazón y decido parar.

No sé cuántas cartas más te vaya a escribir en el futuro, de vez en cuando es bueno poner en escrito lo que sientes, ¿no? Como siempre, nos queda pendiente una última partida de ajedrez y un nuevo domingrama.

Te amo.